La selección española ha comenzado a mostrar una identidad renovada bajo el mando de Luis de la Fuente. Lejos de las dudas iniciales, el técnico riojano ha sabido implantar un estilo basado en el control del balón, pero con matices modernos que apuntan a una mayor verticalidad y flexibilidad táctica. La propuesta ha revitalizado el juego de “La Roja” y ha generado una nueva ola de entusiasmo entre los aficionados, muchos de los cuales ya lucen con orgullo la camiseta España Eurocopa 2024 baratas, en apoyo a un proyecto que apunta alto.
El esquema base de Luis de la Fuente parte de un 4-3-3, aunque durante los partidos se transforma con fluidez según el contexto. La clave está en el dominio del mediocampo, donde figuras como Rodri, Fabián Ruiz y Pedri imponen el ritmo de juego. A diferencia de etapas anteriores, donde la posesión era un fin en sí mismo, ahora se busca que cada pase tenga intención, que cada movimiento rompa líneas. La circulación de balón es más vertical, más orientada a encontrar a los extremos y generar superioridades en zonas clave.
Los laterales tienen un papel crucial en esta estructura. Jugadores como Dani Carvajal y Alejandro Balde alternan funciones ofensivas y defensivas, proyectándose al ataque en momentos justos, mientras aseguran coberturas cuando el equipo repliega. Este equilibrio es vital para que el sistema no pierda solidez en defensa mientras busca profundidad en ataque.
Otro aspecto destacable es la presión tras pérdida. España ha recuperado esa intensidad característica que permite recuperar el balón rápidamente tras perder la posesión. La organización colectiva es evidente: el equipo se mueve en bloque, compactando líneas y reduciendo espacios. Esta estrategia ha permitido neutralizar a rivales con mayor poder físico y mantener el control territorial durante gran parte de los partidos.
Luis de la Fuente también ha sido valiente al confiar en jóvenes como Yamal, Nico Williams o Gavi. Ellos aportan velocidad, desequilibrio y atrevimiento, rompiendo la monotonía que en otras épocas dificultaba la generación de ocasiones. La mezcla de experiencia y juventud le ha dado al equipo una energía nueva, capaz de competir con cualquier selección europea.
Los resultados comienzan a respaldar esta evolución táctica. España se muestra sólida, creativa y, sobre todo, competitiva. La afición ha respondido con entusiasmo, alentando desde las gradas y mostrando su apoyo en cada presentación de la selección.
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